Nuestra piel está expuesta a continuos cambios producidos por diversos factores externos como el medio ambiente, la contaminación, también los malos hábitos, como el consumo de alcohol, tabaco, poca ingesta de agua, una alimentación poco balanceada, poco descanso, altos niveles de estrés. Así mismo, el crono envejecimiento que es consecuencia del paso del tiempo, nuestra propia genética y el foto envejecimiento a causa de la exposición solar, son también factores que inciden de forma negativa.